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sábado, 17 de marzo de 2018

Igualdad de Ingresos



Hice esta prueba. Le mostré a unos cuantos conocidos, mujeres y varones, con distintas formaciones y ocupaciones este video:


Y les pedí su opinión al respecto. Unánimemente respondieron que coincidían con el mensaje, que es injusto que hombres y mujeres sean remunerados en forma diferente por la misma tarea, que los niños son sabios y que los adultos perdemos algo en el camino mientras crecemos y nos convertimos en criaturas egoístas y terribles.

Primera reflexión: Es abrumadora la influencia que tienen nuestras emociones sobre nuestra razón. 
Por eso los realizadores utilizaron niños y no adultos. Tenemos instalada la idea de que los niños son puros, casi ángeles, sino, pregúntenle a Freud lo que enfrentó cuando dijo eso de que los niños tenían sexualidad y que son perversos polimorfos.
¿Qué hubiese sucedido si la experiencia se hubiese realizado con adultos? Pues, lo mismo. Piense en cómo se comporta la mayoría de la gente cuando se organiza una cena o cualquier evento entre amigos. A pesar de que nadie está obligado o comprometido a hacer nada, naturalmente las tareas se dividen de acuerdo a reglas de justicia que todos tenemos internalizadas, los humanos somos seres empáticos. Los hombres se dedican a las tareas que demandan más fuerza y las mujeres más a aquellas donde los detalles hacen la diferencia, pero todos se reparten equitativamente el esfuerzo.
Además, cada uno hace lo que mejor le sale, de modo que todos se benefician de los intercambios. Para intercambiar hay que ser diferentes, no hay intercambio entre iguales.
Hay muchas experiencias de este tipo de comportamiento.
¿Qué es lo que hace entonces que las imágenes que se presentan nublen nuestro juicio?

Segunda reflexión: La idea de desigualdad de género respecto de los ingresos es una idea falsa.
Explore cualquier convenio colectivo de trabajo. ¿Acaso encuentra diferencia en los salarios que indican estos instrumentos según la tarea la realice un hombre o una mujer? No hay ninguna en ningún convenio. ¿Acaso se hace diferencia en las búsquedas laborales sobre el nivel de las remuneraciones si se trata de un hombre y una mujer? Tampoco.

Tercera reflexión: ¿Por qué, entonces, se intenta instalar esta idea?
Hay un afán, de parte de los marxistas de siempre, de instalar la idea del igualitarismo a toda costa. Claro, un igualitarismo donde algunos son más iguales que otros, como magistralmente definió Orwell en Rebelión en la Granja. Promueven el igualitarismo para ser los más iguales que los demás los que determinan en qué los demás deben ser iguales.
Refutada hace casi cien años la teoría de la explotación -plusvalía- por la teoría del valor de Carl Menger, y la teoría de la lucha de clases, con la caída del muro de la vergüenza, en el siglo XXI la nueva máscara de la vieja obsesión es la igualdad de género. Son cualquier cosa menos tontos. Derrotados una y otra vez en las elecciones, apuntan a recibir el apoyo del más del 50% de la población que constituyen las mujeres.
La violencia de género y la desigualdad de ingresos son dos ideas que no resisten ninguna comprobación en los datos. La violencia no distingue género, tampoco las tareas.
En la Argentina un camionero gana más que un médico, y no porque los médicos sean mujeres.
Pero esa ya es otra historia.

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